La amenaza fantasma

22.05.2018

Por Lucía Sanz

Cada vez son más los consumidores, grandes y pequeños, que optan por la contratación indexada a la hora de gestionar sus suministros eléctricos. La principal razón es el ahorro que puede lograrse en la factura eléctrica en comparación con la tarifa fija y que ha hecho que los consumidores pierdan progresivamente el miedo a la incertidumbre propia de este modelo de contratación. Pero hay otro riesgo propio de la contratación indexada además de la incertidumbre y que no siempre es tenido en cuenta. Como veremos a continuación, la complejidad propia de la contratación indexada es susceptible de generar un sobrecoste por errores en la factura que sin un sistema de validación adecuado, dará al traste con cualquier posibilidad de ahorro.

Empecemos por el principio, ¿qué es un contrato indexado?

Un contrato indexado es aquel en el que se factura la energía consumida en función del precio de casación horaria del pool energético más un margen comercial destinado a la empresa comercializadora por su gestión. Los precios del pool se verán condicionados por factores como las condiciones climáticas que afecten a la generación de energía de origen renovable o la evolución del precio de los combustibles fósiles.

Dentro de la contratación indexada, se distinguen dos modalidades:

  • Indexado pass-through: se aplican todos los conceptos tal y como vienen del mercado más el margen de la comercializadora.
  • Indexado pass-pool: se aplica el precio del pool más un concepto fijo por cada período tarifario compuesto por los conceptos del mercado y la tasa de la comercializadora.

Ventajas de la contratación indexada

Como comentábamos al  principio, la principal razón para optar por la modalidad de contrato indexado es el ahorro en la factura eléctrica. Pero, veamos en detalle cuáles son las principales ventajas del contrato indexado.

– La principal característica del contrato indexado es que el precio que pagamos por la energía es lo más parecido al precio real. El consumidor no compra a un precio fijo para todo el año y para cualquier momento del día, sino que el precio varía a lo largo del día en función de la oferta y la demanda.

– Como acabamos de ver, la contratación indexada da información al consumidor sobre el precio de la energía y las curvas horarias. Pues bien, esa información es la que le va a permitir una gestión energética más eficiente. Por ejemplo, una gran industria puede en algunos casos programar sus procesos con alta demanda energética concentrándolos en las horas más baratas del día, consiguiendo así un mayor ahorro energético.

– Por último, la incertidumbre propia de la contratación indexada queda atenuada cuando hablamos de largos periodos. Si bien es cierto, que para un periodo de un año, no podemos garantizar que el precio que se pagará por la energía será menor en la contratación indexada que en la fija, si nos fijamos en periodos más largos, la probabilidad de acabar pagando menos por la energía en comparación con el fijo se incrementa significativamente, por lo que lo previsible es que a medio y largo plazo se acabe pagando menos.

Pero no todo lo que reluce es oro y no hay que olvidar que la modalidad indexada aún con importantes ventajas, es un tipo de contratación compleja, incierta en cuanto a los precios que finalmente se pagarán, y que se presta a múltiples errores de facturación. Veamos cuáles son los elementos que hay que tener en cuenta si vamos a optar por la modalidad indexada (y no queremos morir en el intento).

Riesgos de la contratación indexada

La incertidumbre en los precios. Mientras que la tarifa fija nos garantiza un precio fijo para todo el año y cualquier momento del día, la indexada variará en función de la oferta y la demanda. Así, por ejemplo, un año en el que la producción por fuentes renovables se redujese por falta de viento o reservas hídricas en los embalses, el precio podría incrementarse y el importe final de la factura acabar siendo superior al que se hubiera producido con una contratación a precio fijo.

Ésta incertidumbre en el precio supone que el gasto total anual sea menos predecible y dificulte la gestión económica de la organización.

La desinformación en el proceso de contratación. Para contratar la tarifa indexada, necesitamos tener un contador inteligente con el sistema de telegestión integrado, que permita a las distribuidoras obtener nuestra curva horaria de consumo (CCH). Lo cierto es que muchos consumidores contratan la modalidad indexada sin disponer de este contador. Al no disponer de la curva horaria real, la empresa comercializadora facturará en base a una curva perfilada según el patrón aportado por Red Eléctrica en función de cada tarifa. Es decir, que el consumidor comprometido que está ajustando sus hábitos de consumo para ahorrar, desconoce que en realidad se le está aplicando un patrón estándar según la tarifa de acceso contratada, que quizá nada tenga que ver con su actividad.

La falta de integridad de los datos. Con la tecnología disponible hoy en día, la falta de integridad de datos en las facturas no debería ser un problema. Y sin embargo,  las Curvas horarias de consumo siguen llegando en muchos casos a las empresas comercializadoras con huecos de consumos, lo que provocará que sean estimados a la hora de la facturación, estimación que no necesariamente beneficiará al consumidor.

La amenaza del sobrecoste por errores en la facturación

De los peligros que hemos citado el más conocido es el de la incertidumbre en los precios. Pero existe un riesgo igual de importante que reside en la propia complejidad del contrato indexado. Y es que la complejidad de la aplicación de la fórmula indexada, en la que intervienen muchos factores, conlleva a múltiples interpretaciones, a veces creativas, por parte de los agentes implicados que no siempre benefician al cliente final. Especialmente, en lo que se refiere a los redondeos sobre los valores horarios de los diferentes costes del mercado.

En 2016 Y 2017, la mayoría de los errores detectados por el SIE correspondieron a contratos indexados. Ello se debe en parte a la mayor complejidad que presentan estas facturas, cuyo importe total es la suma de los importes calculados para cada franja horaria del mes. Sin un sistema de validación de facturas adecuado, la modalidad de contrato indexado es más susceptible de acabar generando un sobrecoste en la facturación que en algunos casos, como veremos enseguida, pueden superar el ahorro obtenido anulando las ventajas de la contratación indexada frente a la fija.

Pero veámoslo con un ejemplo.

Un caso de estudio: la Generalitat de Catalunya

En 2016, la Generalitat de Catalunya fue una de las administraciones pioneras en la contratación pública de la electricidad mediante un contrato indexado pass-through. La opción por la contratación indexada supuso para el periodo 2016-2017 un ahorro de 1,2 millones de euros respecto a la contratación fija.

No obstante, durante este periodo y debido en gran parte a la complejidad de la facturación indexada, se produjeron errores de facturación que, de no haber sido detectados a tiempo, hubiesen supuesto un sobrecoste de 1,5 millones de euros. Es decir, el coste de los errores en la factura hubiese sido mayor que el coste de pasar de una modalidad de contratación indexada a otra fija, absorbiendo totalmente el ahorro de 1,2 millones de euros conseguido.

Por suerte, desde sus inicios dentro de esta modalidad, la Generalitat ha contado con el apoyo de un sistema de contabilidad y gestión de suministros energéticos mediante la aplicación SIE, herramienta fundamental en la detección de errores de facturación mediante su proceso de validación mensual y en la generación de documentación técnica clave en las reclamaciones ante las comercializadoras. Además, en el ámbito de la gestión energética, el SIE ha proporcionado información detallada tanto sobre los ahorros potenciales que pueden llegar alcanzarse mediante la optimización de la factura como de los ahorros conseguidos gracias a la aplicación de medidas de eficiencia.

En resumen, el contrato indexado presenta un conjunto de ventajas que lo hacen altamente aconsejable como la reducción del coste a medio y largo plazo, la transparencia en los precios y la posibilidad de optimizar la factura modificando la distribución del consumo por días y horas según el precio en mercado. No obstante, dicha modalidad no está exenta de riesgos y hemos de ser conscientes que optando por la contratación indexada por un lado, asumimos un mayor riesgo e incertidumbre sobre el presupuesto dedicado a la factura eléctrica y por otro, tenemos que dotarnos de un sistema de validación de la facturación suficientemente robusto y eficaz para garantizar la correcta facturación.

Espero que este artículo os haya sido útil. Podéis contactarme en lsanz@inergytech.es

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